ACTIVIDAD FÍSICA, DEPORTE Y ESPARCIMIENTO.

PARA LA PROMOCIÓN Y PREVENCIÓN DE LA SALUD.

Apunte realizado por el Dr. Oscar Julio Trotta, para el “Curso de Actividad Física para la Salud”.

Marzo 2003.
INTRODUCCIÓN:
   Sabido es el carácter formativo tanto físico como intelectual de las actividades deportivas y de recreación, como así también las dinámicas lúdicas. No menos importante es su trascendencia en el ámbito de la salud, ya sea en lo preventivo, como en la promoción y recuperación del estado de salud física y mental; y si consideramos que la Organización Mundial de la Salud define ''estado de salud como el de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad '', encontramos en la actividad física, el juego y el deporte los medios para acceder a este estado de salud.
    Desde la antigüedad se le dio una importancia trascendental a la cultura física para el desarrollo intelectual. Ya en la antigua Grecia, atletas y pensadores se reunían en un lugar común, llamado Gimnasium, uniendo allí cultura y deporte.     Esta actividad física e intelectual era una premisa indispensable para los estados griegos y romanos en tanto que representaban el bienestar, la estética y el arte.
    La salud y el bienestar de una población están ligados profundamente a sus posibilidades de esparcimiento y actividad física y es el estado quien debe promover y proveer los medios para el desarrollo de estas actividades a toda la población, desde el estado nacional, desde las provincias, los municipios, las universidades, colegios, clubes y entidades civiles.
    Las ciencias médicas han empezado a comprender que las actividades físicas y de esparcimiento constituyen un aliado indispensable en la medicina preventiva, la lucha contra las adicciones, la promoción y la recuperación de la salud. Algunos profesionales de la salud, sobre todo en el ámbito de la traumatología, la cardiología y la pediatría han avanzado en el concepto del deporte como agente de apoyo terapéutico tanto en la prevención de enfermedades como en la recuperación del estado de salud.
    En los últimos cuarenta años, en los países desarrollados y en las últimas décadas en la Argentina, la medicina deportiva ha producido avances significativos, especialmente en el estudio de la fisiología deportiva.
    Numerosos estudios médico - sociológicos han demostrado que las personas que realizan algún tipo de actividad física de esparcimiento al menos dos veces por semana, mejoran su nivel de vida y su rendimiento intelectual y físico en el ámbito laboral o de estudio en el cual se desempeñan.
    De la misma manera sufren menor número de enfermedades y aún mejor respuesta a los tratamientos médicos, lo que constituye un pilar importante en el concepto de medicina preventiva, y sobre todo en la reducción de gastos en atención médica y farmacológica.
    Debemos entender que invertir en actividades físicas y de esparcimiento desde el estado nacional, provincial, municipal, universidades, obras sociales y medicina prepaga, es invertir en salud, entendiendo que esa inversión redundará en ahorros a mediano y largo plazo y en el bienestar de la gente en lo inmediato.
    Existen, así mismo, responsabilidades ineludibles por parte, primero, de los profesionales del área de la salud y la educación física en la elaboración de programas de actividad física y de esparcimiento social; segundo, por parte de los centros de formación de esos profesionales en la capacitación de sus alumnos en el diseño y desarrollo de estos programas; y finalmente en la dirigencia social y política, para la implementación y promoción de estos programas.
    Es importante destacar que cuando hablamos de actividad física para la salud debemos identificar las diferentes etapas de la vida hacia las cuales proyectamos nuestros programas como así también las condiciones socioeconómicas que rodean al individuo en cuestión.
    Sabemos que las contingencias y enfermedades que actúan sobre el niño son distintas de las que actúan sobre el adolescente o el adulto y más aún sobre los ancianos, así también se diferencian según su nivel socioeconómico quedando menos expuestas aquellas personas con mayores recursos, ya sea por mejor alimentación, mejor nivel de vida o más rápido acceso a los programas de salud.
    Desarrollar programas de actividad física para la promoción y prevención de la salud, como camino hacia una forma de bienestar mental, físico y social, creando los medios para que esta forma de esparcimiento llegue a amplios sectores de la población, es un desafío que hay que afrontar desde las áreas de la salud y el deporte.

ACTIVIDAD FISICA Y SALUD.
    Es evidente que en los países desarrollados el estado de salud de sus poblaciones esta garantizado no solo por la efectividad de los programas sanitarios aplicados sino también por su estabilidad política, su nivel económico y educativo y su desarrollo científico.
    Uno de los mayores problemas en salud de estos países desarrollados es la elevada prevalencia de enfermedades crónicas y de sus patologías precursoras como es el sobrepeso, el tabaquismo y el stress.
    Por su parte los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, como podría ser la Argentina, presentan diseños sanitarios netamente asistencialistas que en muchos casos resultan ineficientes, ineficaces y costosos en detrimento de modelos preventivos en salud, y que por otra parte sufren también el aumento persistente de patologías crónicas y sus precursores, producto de la transferencia y universalización del estilo de vida y la cultura de los países del primer mundo.
    Cada vez más en la Argentina se desarrollan enfermedades crónicas producto de malos hábitos alimentarios, de adicciones, del sedentarismo y del stress, a los cuales el sistema de salud le da respuestas tardías, respuestas asistenciales a las patologías ya instaladas lo que genera altos índices de fracaso médico y elevados costos sanitarios.
    Las poblaciones del mundo se envejecen, producto del aumento sostenido de la esperanza de vida, pero ese envejecimiento debería ir acompañado de un programa de salud que garantice además una buena calidad de vida, en donde la actividad física incuestionablemente tiene mucho que aportar.
    Entre los objetivos principales que se deberían considerar en la planificación sanitaria de estos países, la promoción de la salud y la prevención de enfermedades deben establecerse como pilares estratégicos.
    A tales efectos la Federación Española de Medicina del Deporte considera:
    "El aumento del conocimiento sobre los orígenes, las causas y los factores que elevan el riesgo de padecer enfermedades ha ampliado las posibilidades de alcanzar tales objetivos. Algunas de estas posibilidades se han aprovechado en buena medida en los países desarrollados, por ejemplo, mediante la puesta en marcha de programas de mejora de la nutrición y  de reducción del consumo de tabaco y alcohol. Las experiencias acumuladas por numerosos países indican que, a largo plazo, es posible obtener resultados notables mediante la adopción de acciones sistemáticas, concertadas y de gran alcance por parte de varios agentes asociados. Son ejemplos de los éxitos alcanzados la disminución de los índices de tabaquismo de la población adulta y la reducción del consumo de grasas saturadas en muchos países de la Unión Europea".
    Los nuevos estudios realizados ofrecen datos actualizados acerca del papel que desempeñan diversos factores en la atenuación o el agravamiento del riesgo de ciertas enfermedades.
    Cuando se ha acumulado la información suficiente sobre la eficacia, la seguridad y los medios de aplicación práctica de un nuevo factor, su utilización debe fomentarse eficazmente.
    En la actualidad, se dispone de datos que justifican una promoción generalizada de la actividad física como medida efectiva, segura, práctica y económica para la mejora de la salud y la prevención de enfermedades".
    Los ciudadanos necesitan con urgencia ampliar su actividad física con el fin de mejorar su nivel actual de salud y sus capacidades funcionales y mantener éstas hasta una edad avanzada.
    Esta afirmación se fundamenta en:
Los efectos beneficiosos de la actividad física sobre los problemas de salud más frecuentes.
La falta de una actividad suficiente para generar tales efectos.
    Todos los individuos necesitamos un nivel suficiente de fuerza, resistencia, flexibilidad, destreza para el movimiento y equilibrio para movernos, trabajar y actuar sin tensiones ni riesgos indebidos. Las funciones fisiológicas que determinan estas capacidades se deterioran inevitablemente con la edad. No obstante, el deterioro medio de numerosas funciones y capacidades de las personas físicamente pasivas es mucho mayor (en muchos casos cerca del doble) que el de las activas. Por otra parte, tales funciones y capacidades pueden llegar a mejorar sensiblemente mediante la actividad física hasta una edad muy avanzada. 
    En el informe "Physical Activity and Health" se afirma que:
    ”La actividad física produce numerosos efectos fisiológicos positivos. Su influencia en los sistemas cardiovascular y músculo esquelético es bien conocida, pero los beneficios para el funcionamiento de los sistemas metabólico, endocrino e inmune son asimismo considerables”.
    Muchos de los efectos beneficiosos de la práctica de ejercicio, tanto de las actividades de fortalecimiento como de las de resistencia, disminuyen al cabo de dos semanas si la actividad se reduce sustancialmente, y desaparecen transcurridos de dos a ocho meses si no se reanuda.
    Las personas de todas las edades y de los dos sexos experimentan  adaptaciones fisiológicas favorables a la actividad física.
    Los efectos mencionados se concretan en el aumento de la energía y la disminución de la fatiga en las actividades ordinarias, en una mayor libertad en la elección de ocupaciones en los periodos de ocio y en un modo de andar más seguro y un menor número de lesiones, sobre todo en los grupos de población de edad avanzada.
    Cabe destacar que la actividad física es la única forma de influir de manera directa y eficaz en estas funciones. No puede compensarse a través de otros medios en lo que respecta al mantenimiento de unas capacidades funcionales suficientes al envejecer.
    El estado de las estructuras y las funciones que determinan la capacidad para el rendimiento físico se denomina tradicionalmente aptitud física. Depende de la cantidad y el tipo de la actividad física realizada. Muchas de esas estructuras y funciones que pueden verse influidas por la actividad física determinan y forman parte también del estado de salud en cada momento o predicen la situación de ésta en el futuro. La combinación de estas características se denomina aptitud relacionada con la salud. Algunos aspectos de ésta se consideran asimismo al evaluar la aptitud relacionada con el rendimiento. Los componentes del primer tipo de aptitud constituyen objetivos concretos, medibles y comprensibles a corto y medio plazo para la actividad física orientada a la mejora de la salud. Algunos dependen de forma sustancial y específica de esta actividad, como la capacidad cardiorrespiratoria, mientras que otros están condicionados fundamentalmente por otros factores como la tensión arterial y el colesterol sérico.