A diferencia de lo que se cree, mantener bajo control a la diabetes no es una tarea complicada. La clave está en diseñar junto a su médico, un plan de comidas y un programa de ejercicios que ayuden a mantener en equilibrio del nivel de azúcar en su sangre. A esto hay que sumarle, además, una buena dosis de disciplina y sentido común.

Para comenzar, es bueno saber que la dieta de una persona con diabetes no tiene por qué ser aburrida. Puede incluir muchos tipos de alimentos diferentes, entre los que se recomiendan las verduras -crudas o cocidas- y las frutas (evitar banana, pera y uvas). Una buena combinación para una dieta saludable son las fibras y los carbohidratos complejos. Hoy, los nutricionistas están de acuerdo en que las fibras son fundamentales, y que las dietas no deberían excederse en proteínas animales y sí ser ricas en carbohidratos complejos. Los beneficios son numerosos: mejor digestión, menos colesterol en la sangre y presión arterial e, incluso si realizamos ejercicio físico aeróbico , se puede mejorar la sensibilidad a la insulina.

A la hora de restringir, el primer puesto lo ocupan las grasas, sobre todo las saturadas (carne, leche entera y derivados, quesos, etc). Es que su ingestión excesiva provoca la acumulación de colesterol en las arterias, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Para disminuir el consumo de grasas se recomienda:

* Evitar freír las comidas.

* Comprar atún enlatado en agua, no en aceite.

* Evitar los helados, la manteca, y los quesos duros (productos enteros). Se los puede sustituir por yogur helado, quesos blancos y cuartirolo descremados y productos elaborados con leche descremada.

• Disminuir a 2 veces por semana la ingesta de las carnes rojas ricas en grasas y el resto de los días pollo sin piel o pescado de mar.

• No ingerir más de dos veces por semana yema de huevo.

Las personas con diabetes además, deben tener en cuenta que la sal puede aumentar la presión sanguínea y que es potencialmente dañina para el sistema circulatorio. No sólo deben tratar de usarla menos en la mesa y limitar su uso (conviene cocinar sin sal y agregarla una vez servida en el plato), sino también controlar el contenido de sal en las comidas ya procesadas (para esto es necesario leer con atención las etiquetas). Por ej. embutidos, enlatados, aguas minerales comunes, etc.

En conclusión, se pueden enumerar 10 consejos básicos para una dieta controlada:

* Elegir una dieta rica en verduras crudas y cocidas (cuantos más colores, mejor).

* Consumir hasta 2 frutas diarias (una de ellas cítrica, evitar banana, pera, uvas)

* Tomar 2 litros de agua por día.

* Evitar frituras o el uso de aceites para la cocción.

* Limitar las grasas, manteca, margarina, mayonesas. Y consumir lácteos y derivados descremados.

* No exceder las 2 yemas semanales.

* Evitar tomar bebidas alcohólicas.

* Preferir los alimentos enteros o integrales (arroz) y legumbres (porotos, lentejas, arvejas). Por lo menos 2 veces a la semana.

* Consumir media cucharadita de salvado de trigo y de avena todos los días.

* Limitar el uso de la sal (usar la sal modificada ).

El autocuidado incluye también una dieta sana.   En ese sentido, es necesario respetar el horario de las comidas para mantener el nivel de azúcar sanguínea y evitar así los riesgos de la hipoglucemia (poca azúcar en la sangre) cuando se ingiere o inyecta medicación hipoglucemiante. Nunca debe saltearse una comida. Si no puede cumplir con el horario, debe comer un refrigerio lo antes posible.

EL SENTIDO COMÚN ES: NO PREOCUPARSE SINO OCUPARSE!